jueves, 11 de febrero de 2010

Juan de Dios Peza

Oh, cuántas veces al reir se llora!
Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe.
Si se muere la fé, si huye la calma,
si solo abrojos nuestra planta pisa
lanza a la paz la tempestad del alma
en un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar a carcajadas.

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