jueves, 11 de febrero de 2010

Save Our Souls

Dejame salir! - grita.
Dejame salir! - pero en realidad no quiere. Hace frío afuera.
Muchos salen creyendo que un abrazo va a ser el abrigo que necesitan. ¡Que error! Ninguno dura lo suficiente para evitarte quedar temblando contra el suelo.
Afuera hay que aprender a ser uno mismo quien espante el frío. Por eso es mejor el Adentro.
Adentro nadie molesta. Adentro no pueden golpearte. No pueden exigirte. Afuera todos esperan. Afuera uno descubre que hace falta Ser Más. Adentro con "SER" alcanza.
Afuera no se puede estar solo. Los pasos cuestan, se arrastran pesados los pies. Seguro que afuera es necesario que otro te empuje. Adentro no hace falta.
Afuera hay muchos rompecabezas que uno no puede evitar completar. Adentro no importa lo incompleto ni lo roto. Afuera uno necesita arreglar. Arreglarse. Adentro todo está roto, las grietas propias son imperceptibles por momentos, perdiéndose en la imperfección del paisaje. Afuera se nota. Se duele. Se desborda hasta gotear.
Por eso estoy adentro.
Ayer quise asomar la cabeza. Una oreja cruzó el umbral, y un brazo, y una boca.
Enseguida todo se llenó de frío. Esperé en vano que vinieran a darme abrigo.
La oreja aprendió el llanto. Escuchó lágrimas desesperadas. También los pasos que seguían de largo. Risas escuchó, pocas, y todas en el fondro gritaban desesperadas.
La mano quiso salir. Muchos querían aferrarse a ella. Le preometían todo a cambio de que los sacara de algún pozo. Pero cuando la mano terminaba de sacarlos, simplemente corrían.
La boca quiso hablar pero no pudo. Labios herméticos. Casi no podía respirar. Quiso gritar pero los dientes se rompían adentro y ningún ruido salía. Alguna otra boca se le acercó en puntas de pie. De repente estaba besándola, separándole los labios. Haciéndola respirar. Pero cuando la desconocida boca se alejó -de improvisto y en puntas de pie, como había llegado- la mía notó que el aire quemaba, carcomía. Y solo pudo gritar. Pidió auxilio,pero fue inútil. Las demás bocas respondieron con discursos ajenos, vacíos. Otras rieron. O sólo callaron.
Ayer descubrí que el Afuera era tan malo como siempre supe. Al fin y al cabo, creo que sólo salí para darme la razón.
Adentro sí.
Callé a la que pedía "Dejame salir!". Afuera no.
Afuera hay que aprender. Y aprender duele.
Adentro yo decido qué lastima.
Adentro ya lo sabemos todo.

No hay comentarios.: