sábado, 6 de agosto de 2011

Vidrieras

PlasmarEnLoExternoLoInevitablementeInterno. Cansarse de ordenar por no ordenarse. De comparar por no mirarse, de hacer por otros lo que no somos para nosotros.

Hoy lo vi en mi espejo: el mal de tener todas las respuestas a las preguntas que nos negamos a hacernos. Saber resolver y resolverse, no todo....solo lo que no se abarcará jamás.

Ciegos, hacia adelante. Corriendo pero ciegos. Buscando resplandecer para encandilar a quienes miren. Porque sí, miran. Vidrera kármica. DarALoExternoLoQueNoSeSabeFabricarseEnLoInterno.

Temor al pedestal, necesidad del pedestal.Quizás desde abajo nos vean menos errados. Menos de lo que nos sabemos -eso sí lo sabemos-. Tanto moverse, ajedrez, jaque a las expectativas ajenas nombrándolas nuestras. Quién ganó? Hoy quién gana? Y los pedestales se vuelven arenas movedizas.

Imposible mirar para abajo. No es vértigo, te juro que no... pero si soy valiente y fuerte. Sobre todo fuerte, inquebrantable, irremediable, insoslayable, in... insípido, incoherente inexplicable ingrato ingrato ingrato incongruente insensato inerte. El vórtice, vacío en medio del tornado, agujero negro. Punto de partida y comienzo. El centro que no ve más que extremos.

Pedestales erigidos sobre arenas movedizas, arriba la columna frágil columna angosta abajo - ancha arriba para sostener mucho. Sostiene tanto, a tantos. Encorvada del peso, agrietada por la carga, gran carga, gran peso.

Ser la columna.

Basta de ser sostén, bastón. Ser por no Ser. Estar en todo por no estarnos en nosotros.

Aprender. Aprehender. Dejamos de saber. Dejamos de tener respuestas a todo y empezamos a preguntarnos.

Era esto la vida

¿Esto era?

Sí, es esto y soy feliz. Y no sé pero sí porque sino puedo quebrarme y cae la carga que llevo.

¿Carga?

Ahi va la segunda pregunta. No carga. Ser la columna, el bastón. Y ser la carga. Ponerle máscaras para no ver más que la máscarafamiliaexpectativadoctoradoseñoringeniero

Liberarnos. Vernos. Sernos. Preguntarnos.

SoyQuieroOpinoBASTA. Basta del si a todo o NoATodoEntoncesSi. Exigirnos exigirnos basta. Basta de no bastarnos

jueves, 3 de junio de 2010

Let it be.

"Existe un punto donde ya no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar."
Franz Kafka.


De a poco los días van concediéndome el honor de cerrar los ojos y que la oscuridad no queme. Y pensarnos sin obligar la media vuelta que mira hacia atrás. Y extrañarte sin nada desgarrando por dentro.
Qué indescriptible la felicidad. Nunca antes noté ésto, pero francamente es más sencillo describirme la sangre saliendo a borbotones de los lagrimales, que esta paz, que este encontrarme sonriéndole al techo, este ver sin buscar y encontrar sin retarme.
Y me dejo ser éter y vuelvo a extrañarte sin querer gritar socorro. Vuelvo a pensarnos sin exigirnos, mirarnos sin hurgar motivos, soñarnos de ojos abiertos sin proyectar infortunios ni perdices al plato.
Y es que el único modo que sé de decir que esto sabe llamarse felicidad, sea quizás contando la poca cara de dolor que tiene.
Dejo atrás tobillos quebrados, libros incinerados en señales de humo, húmedos lagrimales de toda índole. Dejo atrás el obligarnos, el pretendernos, el escaparnos, el catalogarnos y los muchos entristecernos.
Camino y me muevo como bailando, por mero placer, sin fingir esta vez que moverse es avanzar y avanzar es la vida. No paro a enterrar auxilios sin respuesta ni agonías sin aviso; Basta de Ser Pena. Ahora llevo encima las cargas que conozco y no las convierto en máscaras, murallas ni bisturíes. Serán paraguas, abrigo y escalera. Y no cargo más piedras en los bolsillos para encontrar el camino de regreso. Ya no vuelvo, ya sólo adelantes. No ignoro los pozos, las tormentas, los laberintos y los racionalmente inexorables cambios de rumbo que quizá cambien el paisaje o nos separen los senderos. Porque además de no ser otros, de vos vivirte, yo vivirme, nosotros sernos; además de eso que aprendimos y ya no repetimos de memoria, esta vez sabemos que la esencia de este mutuo felices sernos es que ahora bailamos siguiéndole el ritmo a los latidos que se nos superponen y coordinan.
Esta vez sin querer ser marcapasos.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Make me up.

Se pasaba los días encerrado en un pozo que había cavado bajo su casa. Fabricaba máscaras. Eventualmente salía del encierro de ese sótano a probarlas. Generalmente no daban el resultado deseado: algunas funcionaban muy bien con un grupo de gente, pero en cuanto cambiaba, la máscara se volvía inútil. Y había que correr adentro a cambiarla.
Cuando descubrió el mentiroso que era más sencillo ir dejándoselas puestas, no dudó un instante.
Tenía épocas en que el juego le era satisfactorio y pasaba bastante tiempo afuera actuando.
Poco a poco las máscaras se empezaron a fundir con la carne de su rostro. Sacárselas al volver al principio lastimaba. Cada vez se las quitaba menos seguido. Por supuesto, cuanto más esporádico era el acto de quitarse el disfraz y limpiarse la sangre, más se adherían, más sangraba, más hería. Al tiempo las semanas de negación se extendieron y para sacarse las máscaras tenía que desgarrarse la cara. Varias veces se amputó sectores importantes del rostro. Y muchas otras las heridas cerraron dibujando cicatrices. Cada vez se tornaba más absurda la idea de salir sin máscaras, desnudo.
Hasta que se convirtió en rutina el proceso de actuar, disfrazarse, cada tanto modificar el disfraz para no pasarse de moda ni volverse -a los ojos del resto- parte de la escenografía. Se desnudaba únicamente a solas en su sótano en escasísimas ocasiones. Sabía de la necesidad de quitarse las caretas, aunque doliera; era el único modo de dejar abierta la posibilidad de algún día salir en piel. Arrancaba la máscara de a poco, muchas veces acompañada de carne. Sangraba. Los lagrimales ya no respondían pues habían sido removidos con una máscara antigua. Gritar no tenía sentido, nadie hubiese comprendido (el que salía no sufría, no lloraba ni sangraba, cualquier grito debía provenir de alguna casa vecina, jamás de la suya).
En varias ocasiones fue necesario quebrar la máscara para sacarla.
¿Por qué la secuencia se repetía? Al fin y al cabo, la deformidad de su rostro hacía impensable el salir alguna vez sin disfraces.
Lo torturaba ver cómo los demás andaban por las calles descubiertos. Malditos seres, sin cicatrices -pensaba- que no tienen necesidad de maquillajes.
Antes de las cicatrices autoinfligidas, la excusa había sido la simplicidad para adoptar la pose. No importaba el daño: sería pequeño, temporal. Muy pronto conseguiría fabricar la máscara adecuada, calcársela en el rostro, y salir del modo tan visceral, tan genuino, puro.
Pero siempre fueron eso y no más: Excusas.
El miedo que lo movilizaba no tenía justificación y él lo sabía. La certeza escondida provocaba aun más sufrimiento que los disfraces. La tortura que se propiciaba no era ni remotamente comparable. El saber que la felicidad se traducía en Ser, sin velos ni maquillajes, y no permitirse hacerlo era irracional. Estúpido. Kármico. Casi una maldición. Y no había más culpables que él.

Cierto día el procedimiento fue defectuoso. Quién sabe si por azar o decisión, las máscaras fueron arrancadas frente a un espejo. Cuando el desgraciado se vio, volvió a llorar. Quizás se haya inventado las lágrimas o haya mentido la amputación de los lagrimales, aunque es un punto ya irrelevante.
Por primera vez las cicatrices no las recorrió con las yemas de sus dedos, sino que las vio. Por primera vez pudo verse.
Reparó en lo que había tras las cicatrices: un rostro maleable, que podría haber sido el mejor de los disfraces, genuino, puro, versátil y fácilmente aceptable por los Otros.
Ya era tarde para lamentar: ahi estaban las cicatrices, desdibujándole l asonrisa que se esmeraba por recordar frente al espejo.
En esa ocasión decidió definitivamente no volver a herirse. Nunca más volvería a arrancarse partes del rostro. Ya no más deformarse.
Jamás saldría con máscaras de nuevo.

Nunca supieron qué ocurrió después. Se sabe que pocas veces lograba sostener decisiones a lo largo del tiempo (dejaba de dar resultado y acababa por cambiarse el disfraz). Pero parece que esta vez fue distinto.
Pero, insisto, no se sabe. Aun siguen tocando la puerta del sótano para ver si responde.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Otra vez se ve inerte
y se larga a correr
y reanda antiguos laberintos
Recolecta piedras que, dice, luego tirará para hallar el camino de regreso
Pero se llena los bolsillos y los vacía. No tolera el peso.
Busca el punto más alejado en el horizonte y va y busca otro punto aún más lejos
una y otra vez
pero siempre, dice, va a ningún lado.
Cosa imposible porque siempre anda tratando de alejarse.
¿Alejarse?
Sí, alejarse.
Y es inútil
Por mucho que camine
corra
con pies hasta que se rompen los talones
con manos hasta quedarse sin fuerzas.
Y aunque trate de abandonarse
y se golpee las entrañas
Nunca se aleja
siempre
se lleva a cuestas.

sábado, 27 de febrero de 2010

Ouróboros ∞

Seres dinámicos, sociedades dinámicas, vidas dinámicas. Si ese dinamismo fuera unidireccional sería muy sencillo: simplemente marcar la escisión entre Adelante y Atrás. Pero es este dinamismo cíclico que nos condena a volver sobre senderos paralelos para terminar en las mismas ciénagas. ¿Cómo romper con el eterno retorno? ¿Cómo dejar de repetir las mismas equivocaciones, de padecer las mismas consecuencias, la misma destrucción?
Nos castigamos de idénticos modos, y siempre con la esperanza ilusoria de que ese padecimiento implique la superación.
Y revemos exactos paisajes catastróficos.
Y rehacemos los daños
Y rejustificamos la ignorancia
reacomodamos las excusas
redireccionamos hacia la misma oquedad.

Absurdo cliché "aprender de los errores". La historia nos ha enseñado a ver sólo el disfraz, sin la esencia. Cambiada la máscara se reitera la secuencia, con nosotros incapaces siquiera de percibirlo.

¿Será posible romper con el ciclo, o será otra curva inalterable de lo infinito?

domingo, 14 de febrero de 2010

To silence the Waiting Tone

Hoy fue la primera vez
que te dije
lo que siempre digo decirte

esta vez
respondí Basta
como si realmente bastara
con respondértelo para hacerlo
realidad.

Es cierto que no quiero seguir
esperando

esperando que las circunstancias nos alcancen el paso

esperando que quieras querer como yo

esperando que cumplas las promesas de cambio
esperando cambiar mi manía de cumplir promesas

esperando tu espera
extrañando tu espera

esperando que llegues de sorpresa a ocupar tu lugar en mi cuerpo
en mi vida
en mis realidades
esperando
esperándote

Hoy de verdad decidí
dejar de usarte de comodín
de excusa para morir, sufrir, levantarme, pedirme perdón y absolverme, para no cambiar nada y odiarme por no cambiar nada, para estar viva. Viva matándome.

Y si lo evité tanto tiempo
es porque sé que no va a ser fácil
y a veces uno se cansa de sumarse dificultades.
Volver a saberme sola sin remedio
volver a no esperar que me rescaten
-porque eso esperaba de vos
aun sabiendo que no ibas a hacerlo
aun viendo cómo no lo hacías-

Con lo que me costó quererte más que a mi fortaleza a fuerza de orfandad
con lo que disfruté viendo caerse mis máscaras
con lo intensa e inmensamente feliz que acepté bajar la guardia, mostrarte las cicatrices y dejarte abrazarlas
con todas esas fallas estructurales que provoqué para vos en mis estables bases
y con todo lo que te dejé
y viéndote ahora más puro
con menos heridas y más herramientas
con la confianza que te tuve y supe enseñarte
No es que elogie mi insignificancia
pero sé que te dejo mejor que antes de mí
y peor que conmigo.
Pero ya es momento de enfrentarme
volver a cargar los fusiles, ponerme las máscaras
disfrazar grietas
y querer Ser otra vez.

Ya es mi turno
esta vez sin tu sombra
de entrar en escena

viernes, 12 de febrero de 2010

Esse est percipi . Ser es ser percibido

Todos los días sin excepción se levantaba temprano. A veces, incluso antes de acostarse.
Salía a la calle todavía en penumbra, y como llevando a cabo un ritual compraba presuroso el diario aun tibio.
Recorría los avisos fúnebres con frenetismo, buscándose.
Él, que se sabía muerto, necesitaba verse allí anunciado para estar seguro de que no era un mero sentimiento absurdo e inexacto como todo sentimiento.
Pero por suerte ahi estaba, día tras día. No importaba que le fueran cambiando el nombre, que lo extrañara una esposa llamada Esther o Azucena, tener cuatro hijos que no lo olvidarían jamás o sólo ser recordado por una compañía de Bienes raíces. Lo importante era estar seguro: hoy soy muerto.
Él sabía que no se podía confiar en las sensaciones. "Un día una persona puede sentir que vuela, pero ir arrastrando los pies sobre la vereda cargándolos como anclas de un naufragio. El único método infalible para determinar con certeza si realmente se vuela es que la gente te vea elevándote por sobre sus cabezas". Por supuesto, éste era un ejemplo absurdo que él había inventado para explicarse. Todos sabemos que volar es imposible. En cambio, sí se puede estar muerto.
Pero sólo podía confiar en su estado necrológico si el periódico se lo confirmaba amablemente en pequeñas letras de tinta negra.

Cuando por algún despiste no conseguía encontrarse fácilmente, se desesperaba.
No fuera a ser que ese día no bastara con permitirse la inacción cadavérica y le tocara vivir.

Roberto Arlt. Retazos de Los lanzallamas

-Llorá, chiquito mío. Tenés que llorar mucho todavía. Hasta que se te rompa el corazón y ames a los hombres como a tu propio dolor.


Terrible es la realidad... El pueblo vive sumergido en la más absoluta ignorancia. Se asusta de los millones de hombres destrozados por la última guerra, y a nadie se le ocurre hacer el cálculo de los millones de obreros, de mujeres y de niños que año tras año destruyen las fundiciones, los talleres, las minas, las profesiones antihigiénicas, las explotaciones de productos, las enfermedades sociales como el cáncer, la sífilis, la tuberculosis. Si se hiciera una estadística universal de todos los hombres que mueren anualmente al servicio del capitalismo, y el capitalismo lo constituyen un millar de multimillonarios, si se hiciera una estadística, se comprobaría que sin guerra de cañones mueren en los hospitales, cárceles y en los talleres, tantos hombres como en las trincheras, bajo las granadas y los gases.



Ahora comprende que bailen en él distintos haces de pensamiento, agrupados y soldados en la ardiente fundición de un sueño infernal. El pasado se le finge una alucinación que toca con su filo perpendicular el borde de su retina. Él espía, sin atreverse a mirar demasiado. Está atado como por un cordón umbilical al pasado. Se dice: "puede ser que mañana mi vida cambie", pero es difícil, pues aunque el sueño termine por disolverse, siempre quedará allí en su interior un sedimento pálido que introduce un vacío angustioso en su pecho. Este semeja un triángulo cuyo vértice le llega hasta el cuello, cuya base está en su vientre y que por sus catetos helados deja escapar hacia su cerebro el vacío redondo de la incertidumbre. Y Erdosain se dice: "Podrían dibujarme. Se han hecho mapas de la distribución muscular y del sistema arterial, ¿cuándo se harán los mapas del dolor que se desparrama por nuestro pobre cuerpo?" Erdosain comprende que las palabras humanas son insuficientes para expresar las curvas de tantos nudos de catástrofe.



A momentos un suspiro ensancha su pecho. Vive simultáneamente dos existencias: una, espectral, que se ha detenido a mirar con tristeza a un hombre aplastado por la desgracia, y después otra, la de sí mismo, en la que se siente explorador subterráneo, una especie de buzo que con las manos extendidas va palpando temblorosamente la horrible profundidad en que se encuentra sumergido.

jueves, 11 de febrero de 2010

Ingratos resquemores de insomnio

Sientiéndonos presas de Los Hechos
fingiendo sorpresa
cada vez que no resultan como lo esperábamos
fingiendo alegría
cuando sí lo hacen.

Acabamos cayendo en un estatismo incontrolable
Quedamos en silencio
arrinconados
contemplativos
y expectantes
como al acecho de algo de lo que nos sabemos incapaces
En el fondo
esperando ser rescatados
Y aunque repitamos continuamente
que es responsabilidad propia
quedarnos tiesos o salir del búnker
disfrazamos con razones nuestra inmovilidad
y aceptamos vivir por inercia y capricho
de los hechos circundantes.

Llamamos lógica
a la toma de decisiones en función de las ajenas
que no es otra cosa que cobardía.

Esperamos la estabilidad del entorno
para poder, ¡Ahora sí!, autorizarnos a ser felices.
Porque hasta que no acabe la vorágine
no podremos abrazar la alegría
en ninguna de sus formas.

Y así,
condicionando mil veces la posibilidad de sentirnos plenos,
encontramos al fin una justificación
para nuestra sensación de vacío.
Que ni si quiera es un vacío erradicable
con un par de artefactos.
No, no.
Es un vacío helado
que nos retuerce las entrañas
nos mantiene los ojos bien abiertos cuando dormimos
bien cerrados cuando vivimos.
Que juega a las soledades
disfrazándose de Ausencia
repitiéndonos al oido
que no merecemos salir del estado en que elegimos sumirnos.
Que no somos la excepción a la regla fatal
que determina que todo Humano está condenado a la infelicidad
que todo inicio nace condenado a muerte.

Y así
inconstantes
insoslayables
mártires indemnes
terminamos ocultando nuestros resquemores
tras insípidas
paradojas
lingüísticas.

Nunca Basta

Cómo explicarte que cada situación puedo traducirla en una mirada tuya
en algún recuerdo que intenté olvidar
o incluso la felicidad más profunda puedo sentirla como alguna lluvia lejana causada por vos.

Estás. Y no. Sobre todo no, y ahi es donde fallan las promesas ilusorias.

En el instante en que los relojes quedan sin cuerda,
en esa nada absoluta mezcla de vacío con sensación de posible saciedad
cuando naufrago
cuando lanzo el ancla
más aun cuando todo se hunde
volvés a mí
como si jamás me hubiera convencido de borrarte de este tormento.

He incendiado todas y cada una de mis utopías
y mis máscaras, los disfraces y libretos
y también unos cuantos pensamientos
para que mis señales de humo lleguen hasta donde estés
y nada
y nada



nada.
Y todo
siempre todo
siempre tus fantasmas abrazándome
asfixiándome
abandonándome
Principalmente lo último.

Eternal sunshine of the spotless mind

Clementine: Joel, I'm not a concept. Too many guys think I'm a concept or I complete them or I'm going to make them alive, but I'm just a fucked up girl who is looking for my own peace of mind. Don't assign me yours.
Joel: I remember that speech really well.
Clementine: I had you pegged, didn't I?
Joel: You had the whole human race pegged.
Clementine: Probably.
Joel: I still thought you were going to save me. Even after that.
Clementine: I know.

Balance de fin de año

Hurgar la herida
o aclarar la causa.

Qué nombre elegimos ponerle
a este proceso tan extraño
de recopilación de de vacíos
y angustias
para terminar etiquetándolos como aprendizajes,
único modo existente de decirnos
que fue positivo haber caido
tragar lágrimas hasta ahogarnos
y haber naufragado en ese océano
tan lleno de gente
que acaba por dejarnos solos
sin poder siquiera gritar por auxilio
porque claro, en estas fechas
cuando todos volvemos a meter la punta del pie
en ese océano que quisimos secar a soplidos,
es cuando notamos que todos
todos los nadies
quedaron en la orilla.

Oliverio Girondo. Y de los replanteos.

Y de los replanteos
y recontradicciones
y reconsentimiento sin o con sentimiento cansado
y de los repropósitos
y de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezables
y del revés y del derecho
y de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y
remembranzas y remembranas de pegajosísimos labios
y de lo insípido y lo sípido de lo remucho a lo repoco y
lo remenos
recansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes
de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductos
repletamente cansado de tanto retanteo y remasaje
y treta terca en tetas
y recomienzo erecto
y reconcubitedio
y reconcubicórneo sin remedio
y tara van en ansia de alta resonancia
y rato apenas nato ya árido tardo graso dromedario
y poro loco
y parco espasmo enano
y monstruo torvo sorbo del malogo y de lo pornodrástico
cansado hasta el estrabismo mismo de los huesos
de tanto error errante
y queja quena
y desatino tísico
y ufano urbano bípedo hidéfalo
escombro caminante
por vicio y sino y tipo y libido y oficio
recansadísimo
de tanta estanca remetáfora de la náusea
y de la revirgísima inocencia
y de los instintos perversitos
y de las ideitas reputitas
y de las ideonas reputonas
y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias
desde qué mares padres
y lunares mareas de resonancias huecas
y madres playas cálidas de hastío de alas calmas
sempiternísimamente archicansado
en todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo
o sensitivo tibio
o remeditativo o remetafísico y reartístico típico
y de los intimísimos remimos y recaricias de la lengua
y de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas
y sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras
simplemente cansado del cansancio
del harto tenso extenso entrenamiento
al engusanamiento
y al silencio.

Juan de Dios Peza

Oh, cuántas veces al reir se llora!
Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe.
Si se muere la fé, si huye la calma,
si solo abrojos nuestra planta pisa
lanza a la paz la tempestad del alma
en un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar a carcajadas.

Save Our Souls

Dejame salir! - grita.
Dejame salir! - pero en realidad no quiere. Hace frío afuera.
Muchos salen creyendo que un abrazo va a ser el abrigo que necesitan. ¡Que error! Ninguno dura lo suficiente para evitarte quedar temblando contra el suelo.
Afuera hay que aprender a ser uno mismo quien espante el frío. Por eso es mejor el Adentro.
Adentro nadie molesta. Adentro no pueden golpearte. No pueden exigirte. Afuera todos esperan. Afuera uno descubre que hace falta Ser Más. Adentro con "SER" alcanza.
Afuera no se puede estar solo. Los pasos cuestan, se arrastran pesados los pies. Seguro que afuera es necesario que otro te empuje. Adentro no hace falta.
Afuera hay muchos rompecabezas que uno no puede evitar completar. Adentro no importa lo incompleto ni lo roto. Afuera uno necesita arreglar. Arreglarse. Adentro todo está roto, las grietas propias son imperceptibles por momentos, perdiéndose en la imperfección del paisaje. Afuera se nota. Se duele. Se desborda hasta gotear.
Por eso estoy adentro.
Ayer quise asomar la cabeza. Una oreja cruzó el umbral, y un brazo, y una boca.
Enseguida todo se llenó de frío. Esperé en vano que vinieran a darme abrigo.
La oreja aprendió el llanto. Escuchó lágrimas desesperadas. También los pasos que seguían de largo. Risas escuchó, pocas, y todas en el fondro gritaban desesperadas.
La mano quiso salir. Muchos querían aferrarse a ella. Le preometían todo a cambio de que los sacara de algún pozo. Pero cuando la mano terminaba de sacarlos, simplemente corrían.
La boca quiso hablar pero no pudo. Labios herméticos. Casi no podía respirar. Quiso gritar pero los dientes se rompían adentro y ningún ruido salía. Alguna otra boca se le acercó en puntas de pie. De repente estaba besándola, separándole los labios. Haciéndola respirar. Pero cuando la desconocida boca se alejó -de improvisto y en puntas de pie, como había llegado- la mía notó que el aire quemaba, carcomía. Y solo pudo gritar. Pidió auxilio,pero fue inútil. Las demás bocas respondieron con discursos ajenos, vacíos. Otras rieron. O sólo callaron.
Ayer descubrí que el Afuera era tan malo como siempre supe. Al fin y al cabo, creo que sólo salí para darme la razón.
Adentro sí.
Callé a la que pedía "Dejame salir!". Afuera no.
Afuera hay que aprender. Y aprender duele.
Adentro yo decido qué lastima.
Adentro ya lo sabemos todo.