jueves, 11 de febrero de 2010

Nunca Basta

Cómo explicarte que cada situación puedo traducirla en una mirada tuya
en algún recuerdo que intenté olvidar
o incluso la felicidad más profunda puedo sentirla como alguna lluvia lejana causada por vos.

Estás. Y no. Sobre todo no, y ahi es donde fallan las promesas ilusorias.

En el instante en que los relojes quedan sin cuerda,
en esa nada absoluta mezcla de vacío con sensación de posible saciedad
cuando naufrago
cuando lanzo el ancla
más aun cuando todo se hunde
volvés a mí
como si jamás me hubiera convencido de borrarte de este tormento.

He incendiado todas y cada una de mis utopías
y mis máscaras, los disfraces y libretos
y también unos cuantos pensamientos
para que mis señales de humo lleguen hasta donde estés
y nada
y nada



nada.
Y todo
siempre todo
siempre tus fantasmas abrazándome
asfixiándome
abandonándome
Principalmente lo último.

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